Koroko se caracteriza por se la primera empresa que esta reinventando el huevo.
La startup empezó su camino en 2016, fruto de un trabajo final de grado en la escuela de empresarios EDEM.
Partiendo del proceso artesanal de trufar huevos (donde este adquiere el aroma de la trufa negra por su cáscara), consiguieron innovar en el proceso productivo industrializándolo para poder venderlo a gran escala.
Ello les permitió no solo hacer huevos trufados, si no más sabores. Posteriormente entraría en la aceleradora de startups Lanzadera donde gracias a su ayuda consiguió poder empezar a fabricar el producto y contrastar su demanda con las primeras ventas.
Más tarde gracias al apoyo de Kmzero Hub terminaron de definir el proceso productivo a gran escala, el cual les permitió crear su propia planta productiva y empezar a vender en cadenas de gran consumo.