Había una vez una zapatera dicharachera que llevaba largos años creando fantásticos zapatos. Llegó el año en que la zapatera tuvo un precioso bebé que crecía sano y feliz. Un tiempo antes de que el bebé comenzara a caminar y descubrir el mundo, su mamá quiso encontrar el calzado ideal para sus delicados y rechonchos pies. Unos zapatos cómodos, naturales y adaptados a las necesidades de su temprana edad.
Nunca pudo encontrar nada que le pareciera adecuado para su retoño, así que decidió crearlos ella misma. Serían unos zapatos feroces con los que su bebé podría empezar a comerse el mundo con sus primeros pasos.
Su pequeño creció y la historia continuó, entendió que la salud en los pies no solo era importante para los mas pequeños sino para toda la familia. Hoy en día peques de todas las edades y adultos, caminan por la vida conectados a este mundo con sus zapatos.