Os dejo mis propias definiciones de algunos términos muy comunes en el lenguaje emprendedor.
1. Entrepreneur: Empresario. Emprendedor.
Aquí la tendencia es global: de repente, ser un businessman o similar ya no le bastaba al idioma inglés. Entonces llegó entrepreneur que, aparte de ser una herencia del francés, gustó mucho a todos los medios de habla inglesa por la segunda parte de su definición: «que corre riesgos«. Según la RAE el significado es de traca: «Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas«. ¿Dónde está en esa definición lo de montar una empresa?
2. CEO, CFO y COO.
CEO (chief executive officer), término acuñado para el director general o máximo responsable de una compañía; CFO (chief financial officer) para el director financiero y COO (chief operations officer) para el jefe de operaciones. Lo curioso es cuando se trata de una startup de tres empleados, llamar “departamento” a una persona trabajando en algo que solo tiene a un trabajador (tú mismo)… ¿no da la sensación de que estamos sobre dimensionando un poco los cargos?
3. Random: Aleatorio. Al azar. Porque sí.
El uso de cualquiera de estos vocablos en cualquier conversación es bastante “random” en sí mismo. Originalmente, random se usaba para actos como sentarse con el mando a distancia y acabar en alguna extraña cadena viendo la tele tienda o a los adivinos.
Pero ahora mismo random es un estado del alma, una aspiración, una forma de tomar decisiones, de elegir algo en ocasiones hasta importante, de escribir un tuit con algo muy profundo y que suene como si hubieras tecleado al azar y el auto corrector hubiera hecho el resto.
4. Afterwork: o Irse de cañas a la salida del trabajo.
De after tiene bastante, el work no lo veo por ningún lado. Este término lo llevamos viendo desde principios de siglo. Ahora resulta que lo de salir de trabajar estresado e irse a tomar una caña ya no se llama «salir de tranqui»; ahora se llama afterwork. Para hacerlo bien, hay que hacerlo en algún sitio muy fashion, con picoteo healthy y en el que se haga algún tipo de actividad cool.
5. Networking: Red de contactos. «Me sigues y te sigo».
Ahora somos “entrepreneurs” y necesitamos el networking: conocer a mucha gente, porque eso te va a hacer triunfar en la vida. Si puedes hacerlo en algún “brunch” tardío de “afterwork random”, pues mejor. Si no, siempre tienes la opción de dar la brasa a todos tus conocidos desde preescolar en adelante con un bombardeo de invitaciones de LinkedIn para que validen tus capacidades de coaching y hasta running si te pones.
6. Freelance: Autónomo.
Empecemos por el principio: todos los freelance son autónomos, pero no todos los autónomos son freelance. El palabro define a los picadores de código, diseñadores, (inserte aquí su profesión liberal). Se caracterizan por trabajar con horarios extraños, casi siempre solos o en su casa o ambas a la vez. Y un estilo de vida que todo el mundo parece envidiar.
7. Startup: empresa emergente.Pelotilla (de pelotazo).
En el verbo castizo, una startup es una empresa recién nacida, casi seguro que tecnológica, que necesita mucho dinero ajeno para funcionar pero que no puede (o no sabe) generar su propia pasta. Ejemplos hay tantos como startups. Parece que lo importante de una startup, sea molar. Todo el esfuerzo que conlleva el que salga bien es secundario.
8. Coworking: Despacho compartido. Oficinita de alquiler.
Si tienes una profesión liberal o una pequeña startup es normal que necesites un espacio de trabajo. Un despachito, un lugar tranquilo sin vecinos ni carteros comerciales. La solución es un coworking, que básicamente es un sitio dividido en un montón de puestos, como si fuera una oficina de cubículos o de tele operadores de toda la vida. Puestos que se alquilan por unos euritos porque a) tienen decoración molona con futbolín incluido y b) te permiten hacer un networking que lo flipas.
Eso sí, cumplen con una importante labor social: te sientes menos solo y, cuando llega la declaración trimestral del IVA, puedes llorar haciendo piña con gente que comprende e-xac-ta-men-te cómo te sientes.